Resumen del Capítulo 24 

Después de la destrucción de toda su familia, Víctor decide marcharse de Ginebra y dejar atrás para siempre los dolorosos recuerdos que encierra. Pasa meses tras el rastro del monstruo, siguiendo sutiles pistas, mensajes e indicios que este le va dejando. Enfurecido por esta burla, Víctor prosigue su búsqueda por las nieves y hielos del Norte. Es allí donde conoce a Walton y le cuenta su historia y le suplica que continúe su búsqueda de venganza una vez que él haya muerto. 

Resumen de Prosigue la narración de Walton 

Walton retoma entonces el control de la narración y continúa la historia bajo el formato de nuevas cartas para su hermana. Le dice que cree en la historia de Víctor y se lamenta de no haberlo conocido en tiempos mejores, ya que tambalea al borde de la muerte. 

Una mañana, los tripulantes entran al camarote de Walton y le ruegan que les prometa que volverán a Inglaterra si logran salir del hielo en el que llevan atrapados desde la noche en que vieron por primera vez el trineo del monstruo. Entonces, Víctor les habla y los convence de que la gloria y el honor de su búsqueda deberían ser suficiente motivación para continuar hacia su objetivo. Estos se conmueven, pero solo momentáneamente, ya que dos días después vuelven a suplicarle a Walton, que accede al plan de regreso. 

Justo antes de que el barco marche rumbo a Inglaterra, Víctor muere. Varios días después, Walton oye un extraño sonido procedente de la habitación en la que yace su cuerpo. Al investigar, Walton se sobresalta al encontrar al monstruo, tan horrible como Víctor lo había descrito, llorando sobre el cuerpo muerto de su creador. El monstruo comienza a contarle todos sus sufrimientos. Dice que lamenta profundamente haberse convertido en un instrumento del mal y que, muerto su creador, está dispuesto a morir también. Abandona la nave y se adentra en la oscuridad. 

Análisis del Capítulo 24 y Walton prosigue su narración 

A estas alturas de la novela, Víctor ha asumido la misma inhumanidad de la que acusa al monstruo. Tal como este lo ha perseguido antes en busca de venganza por haber destruido cualquier posibilidad de tener una pareja, Víctor experimenta ahora una necesidad obsesiva de vengarse del monstruo por haber asesinado a sus seres queridos. Al igual que la criatura, se encuentra completamente solo en el mundo, sin más sustento que el odio hacia su enemigo. 

En sus discursos, ahora se hacen eco anteriores palabras del monstruo, lo que ilustra hasta qué punto Víctor se ha deshumanizado. “Sufrí la maldición de algún demonio y arrastré conmigo mi propio infierno eterno”. Esta es la segunda alusión al pasaje de El paraíso perdido, en el que Satán, expulsado del Cielo, dice que él mismo es el infierno. La primera alusión, en boca del monstruo tras el rechazo de los campesinos, es casi idéntica: “Yo, como el archienemigo, arrastraba un infierno en mi interior”. Impulsados por su odio, los dos monstruos, Víctor y su creación, se alejan cada vez más de la sociedad humana y de la cordura. 

La última sección de la novela, en la que Walton continúa la historia, completa la narración marco. La percepción que Walton tiene de Víctor —como un hombre grande y noble, arruinado por los acontecimientos descritos en la historia— profundiza la trágica conclusión de la novela. La técnica de los relatos enmarcados no solo permite que el lector escuche las voces de todos los personajes principales, sino que también deja ver sus diferentes perspectivas. Walton ve a Frankenstein como una figura noble y trágica; Frankenstein se ve a sí mismo como una víctima del destino, demasiado orgullosa y ambiciosa; el monstruo ve a Frankenstein como un creador imprudente, demasiado egocéntrico para preocuparse por su creación. 

Del mismo modo, mientras que Walton y Frankenstein ven al monstruo como una bestia malévola y cruel, el monstruo se presenta a sí mismo como un héroe clásico martirizado: “Ascenderé triunfante a mi pila funeraria y exultaré en la agonía de las llamas torturadoras”, dice. Las últimas páginas de la novela están ocupadas por las propias palabras del monstruo que sigue intentando definir su identidad antes de partir hacia los hielos del norte para dejarse morir. El hecho de que el monstruo retome el control de la narración a partir de Walton garantiza que, tras la muerte de Víctor e incluso de la suya propia, continúe la lucha por comprender quién o qué es realmente: Adán o Satán, víctima trágica o archienemigo.