Resumen del Capítulo 11 

Sentados junto al fuego en la choza, el monstruo le cuenta a Víctor la confusión que experimentó al ser creado. Describe su huida del apartamento de Víctor a través de la naturaleza salvaje y su adaptación gradual al mundo a medida que fue experimentando sensaciones como la luz, la oscuridad, el hambre, la sed y el frío. Según su relato, un día encontró fuego y disfrutó de su calor, pero se sintió confundido al quemarse con las brasas calientes. Se dio cuenta de que podía mantenerlo vivo si añadía leña y que no solo era bueno para calentarse, sino también para que la comida tuviera mejor sabor. 

Un día, mientras busca comida, el monstruo encuentra una choza y entra, pero ante su presencia, el anciano dueño de casa pega un grito y huye despavorido. El monstruo se dirige entonces a un pueblo, donde otros huyen al verlo. Como resultado de tales incidentes, decide permanecer alejado de los seres humanos. Una noche se refugia en una pequeña casucha adyacente a una cabaña. Por la mañana, descubre que puede ver el interior de la cabaña por una grieta en la pared y observa que sus ocupantes son un hombre joven, una mujer joven y un anciano. 

Resumen del Capítulo 12 

Al observar a sus vecinos por un tiempo, el monstruo advierte que a menudo se ven infelices, aunque no entiende por qué. Finalmente se da cuenta de que su desesperación se debe a su pobreza, a la que él ha contribuido al robarles la comida a escondidas. Con cargo de conciencia, deja de hacerlo y hace todo lo que está a su alcance para reducir sus penurias: junta leña por la noche y la deja en la puerta para que la usen. 

El monstruo se da cuenta también de que sus vecinos son capaces de comunicarse mediante extraños sonidos. Decidido a aprender su lenguaje, intenta relacionar los sonidos que emiten con las acciones que realizan. Adquiere así un conocimiento básico de la lengua, incluidos los nombres de los jóvenes, Félix y Agatha. Admira sus gráciles figuras y se conmociona al ver su propio horrible aspecto en el reflejo de un charco de agua. Pasa todo el invierno en la casucha, sin ser visto y al resguardo de los elementos, y cada vez siente más afecto por sus involuntarios anfitriones. 

Análisis de los Capítulos 11–12 

La creciente comprensión por parte del monstruo de la importancia social de la familia se relaciona con su sensación de alteridad y soledad. La entrega de los campesinos uno con el otro subraya el total abandono del monstruo por parte de Víctor; irónicamente, el hecho de presenciar tal bondad le genera sufrimiento, ya que lo lleva a darse cuenta de lo solo que está y de cuán lejos se encuentra de recibir ese tipo de afecto. La falta de interacción con otros, sumada a la ausencia de un nombre propio, constituye la terrible falta de identidad del monstruo. 

El tema del carácter sublime de la naturaleza, de la conexión entre los estados de ánimo humanos y el entorno natural, resurge en la reacción infantil del monstruo ante la primavera. La naturaleza resulta ser tan importante para el monstruo como lo es para Víctor: a medida que las temperaturas aumentan y el hielo invernal se derrite, el monstruo se reconforta en un mundo repentinamente verde y floreciente, y se gloría en la creación de la naturaleza, cuando no puede hacerlo de la suya propia. Por un momento, logra olvidarse de su propia fealdad y de su esencia antinatural. 

Al igual que Víctor, el monstruo llega a considerar peligroso el conocimiento, ya que puede tener consecuencias negativas imprevistas. Tras darse cuenta de que es terriblemente diferente de los seres humanos, el monstruo exclama: “¡Qué extraña naturaleza la del conocimiento! Se aferra a la mente y toma posesión de esta, como el liquen a la roca”. El conocimiento es permanente e irreversible; una vez adquirido, uno no se puede despojar de este. Al igual que el monstruo —que es producto del conocimiento— se escapa del control de Víctor, el conocimiento en sí mismo, una vez descubierto, puede crear un daño irreversible.  

Hay ciertos elementos del estilo narrativo que persisten cuando la perspectiva pasa de Víctor al monstruo. Los dos narradores son emotivos, sensibles y conscientes del poder de la naturaleza, y a los dos les preocupan los peligros del conocimiento. Ambos se expresan en un tono elegante, romántico y sutilmente melodramático. Se podría argumentar que la similitud en sus tonos es funcional a los filtros inherentes de la narración por capas: el monstruo habla a través de Víctor; Víctor habla a través de Walton; y Walton, en última instancia, habla a través de la sensible y romántica Shelley. Sin embargo, también se podría considerar si la propia estructura de la novela permite explicar estos paralelismos narrativos. La creciente lista de similitudes entre Víctor y el monstruo sugiere que los dos personajes pueden no ser tan diferentes después de todo.