El Coro pronuncia otro breve soneto que describe el nuevo amor entre Romeo y Julieta: el odio entre las familias de los amantes es un obstáculo para encontrar el momento o el lugar para verse y dejar que crezca su pasión, pero la perspectiva de su amor les da a cada uno de ellos el poder y la determinación para eludir los obstáculos que se interponen en su camino. 

Resumen del Acto Segundo, Escena 1 

Tras retirarse del banquete, Romeo siente que no puede regresar a su casa, sino que debe intentar encontrar a Julieta. Trepa por un muro que rodea la propiedad de los Capuleto y se cuela por el huerto. Entran Benvolio y Mercucio llamando a Romeo. Están seguros de que está por allí, pero este no responde. Exasperado y divertido, Mercucio se burla de los sentimientos de Romeo por Rosalina con un discurso obsceno. Mercucio y Benvolio salen de escena, suponiendo que Romeo no quiere que lo encuentren. 

Resumen del Acto Segundo, Escena 2 

En el huerto, Romeo oye las burlas de Mercucio y se dice: “Se ríe de las cicatrices quien no ha sufrido la herida”. (2.2.43). 

Julieta aparece de repente en una ventana sobre el lugar donde se encuentra Romeo y este la compara con el sol de la mañana, mucho más hermoso que la luna a la que destierra. Está a punto de hablarle, pero vacila. Julieta, pensativa y sin saber que Romeo está en su jardín, pregunta por qué Romeo tiene que ser Romeo, un Montesco y, por tanto, enemigo de su familia. Ella dice que, si él rechazara su apellido, ella se entregaría; o si él simplemente jurara que la ama, ella rechazaría su apellido Capuleto. 

Para su sorpresa, pues pensó que estaba sola, Romeo responde a su súplica. Ella no entiende cómo la encontró y él le dice que el amor lo condujo hasta allí. A Julieta le preocupa que lo asesinen si lo encuentran en su jardín, pero él se rehúsa a ceder y dice que el amor de Julieta lo haría inmune a sus enemigos. Julieta admite que siente lo mismo por Romeo que él por ella, pero le preocupa que él se muestre inconstante o falso, o que piense que la ha conquistado con demasiada facilidad. Romeo comienza a jurarle, pero ella lo detiene y le dice que están yendo demasiado rápido. Él la tranquiliza y los dos vuelven a confesarse su amor. 

La nodriza llama a Julieta y ella entra un momento. Cuando vuelve a salir, le dice a Romeo que enviará a alguien al día siguiente para ver si su amor es honorable y si tiene intenciones de casarse con ella. La nodriza sigue llamándola una y otra vez, y Julieta se retira. Ella vuelve a aparecer en la ventana para fijar la hora en que enviará al emisario: acuerdan a las nueve de la mañana. Se regocijan en su amor un momento más antes de despedirse. Julieta vuelve a su habitación y Romeo parte en busca de un monje que lo ayude en su causa. 

Análisis del Acto Segundo, Prólogo–Escena 2 

El Prólogo del Acto Segundo refuerza los temas que ya han aparecido. Un amor se ha sustituido por otro mediante el poder hechizante del “encanto de las miradas”, y la presión de la influencia paterna se interpone en el camino de la felicidad de los amantes. Este prólogo no funciona tanto como la voz del destino, al igual que el primero, sino que genera suspenso al exponer el problema de los dos amantes e insinuar que puede haber alguna manera de superarlo: “Pero la pasión les da poder y el tiempo, medios para encontrarse, templando ese rigor extremo con extrema dulzura” (2.Prólogo.13-14). 

El Acto Segundo es el más feliz y menos trágico de la obra. En este, Shakespeare se dedica a explorar los aspectos positivos, alegres y románticos de un amor juvenil. La Escena 2, la escena del balcón (llamada así porque generalmente se representa con Julieta en un balcón, aunque las acotaciones solo sugieren que está en una ventana elevada por sobre Romeo) es una de las más famosas de todo el teatro debido a su bella y evocadora poesía. Shakespeare sondea las profundidades del carácter de los jóvenes amantes y capta las sutilezas de su interacción, como en la lucha de Julieta entre la necesidad de cautela y el abrumador deseo de estar con Romeo. 

Muchas de las escenas más importantes de Romeo y Julieta, como la del balcón, tienen lugar muy tarde por la noche o muy temprano por la mañana, ya que Shakespeare debe aprovechar toda la duración de cada día para comprimir la acción de la obra en solo cuatro jornadas. Explota así la transición entre el día y la noche con un motivo recurrente de luz y oscuridad, a veces estableciendo una clara distinción entre la noche y el día, y otras veces difuminando los límites entre ambos. La larga y apasionada descripción que Romeo hace de Julieta en la escena del balcón es un ejemplo de este tema. Romeo imagina que Julieta es el sol, que sale por el este para desterrar la noche; en efecto, dice que ella transforma la noche en día. 

Por supuesto, Romeo habla metafóricamente: Julieta no es el sol y todavía es de noche en el huerto, pero él establece la comparación con tal devoción que debe quedar claro al público que, para él, no se trata de una simple metáfora. Para Romeo, Julieta es el sol y ya no es de noche. He aquí un ejemplo del poder del lenguaje para transformar brevemente el mundo, al servicio del amor. 

Sin embargo, en el mismo discurso, Romeo y Julieta también cuestionan el poder del lenguaje. Deseando que Romeo no fuera hijo del enemigo de su padre, Julieta dice: 

Solo tu nombre es mi enemigo. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es “Montesco”? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo de un hombre. ¡Ah, elige otro nombre! ¿Qué existe en un nombre? Lo que llamamos rosa con cualquier otro nombre olería igual de dulce. 

Aquí Julieta se pregunta por qué Romeo debe ser su enemigo. Se niega a creer que Romeo se defina por ser un Montesco y, por tanto, da a entender que ambos pueden amarse sin temor a las repercusiones sociales. Pero el lenguaje como expresión de instituciones sociales –como la familia, la política o la religión– no puede descartarse tan fácilmente porque ningún otro personaje de la obra está dispuesto a hacerlo. Julieta ama a Romeo porque es Romeo, pero el poder de su amor no puede quitarle su apellido de Montesco ni todo lo que este representa. En la intimidad del jardín triunfa el lenguaje del amor, pero en el mundo social, el lenguaje de la sociedad se impone. Esta batalla del lenguaje, en la que Romeo y Julieta intentan rehacer el mundo para que su amor tenga lugar, es algo que no debemos perder de vista.