Resumen
El relato de Nick, escrito dos años después de la muerte de Gatsby, describe los acontecimientos que rodean su funeral. Tras el asesinato, la mansión se inunda de reporteros, periodistas y chismosos. Comienzan a circular los rumores más descabellados y falsos –incluso más exagerados que los que circulaban sobre sus fiestas– sobre la relación entre este, Myrtle y Wilson. Nick presiente que a Gatsby no le habría gustado un funeral solitario e intenta celebrar un gran funeral por él, pero todos los antiguos amigos y conocidos de Gatsby o bien han desaparecido –Tom y Daisy, por ejemplo, se marchan sin dejar rastro de su paradero– o bien se niegan a asistir, como Meyer Wolfsheim y Klipspringer. Este último alega que tiene un compromiso social en Westport y le pide a Nick que le envíe su calzado de tenis. Indignado, Nick le cuelga el teléfono.
Los únicos que asisten al funeral son Nick, Owl Eyes, algunos criados y el padre de Gatsby, Henry C. Gatz, que ha venido desde Minnesota. Henry Gatz está orgulloso de su hijo y guarda una foto de su casa. También pone a Nick al corriente de los primeros años de Gatsby y le muestra un libro en el que un joven Gatsby había escrito un programa de superación personal.
Harto del East y de sus frívolos valores, Nick decide regresar al Medio Oeste. Rompe con Jordan, que de pronto confiesa estar comprometida con otro hombre. Justo antes de partir, Nick se cruza con Tom en la Quinta Avenida, en Nueva York. Al principio, se niega a darle la mano a Tom, aunque termina cediendo. Tom le cuenta que ha sido él quien le ha dicho a Wilson que Gatsby era el dueño del carro que atropelló a Myrtle y describe lo mucho que sufrió cuando tuvo que renunciar al apartamento que mantenía en la ciudad para su aventura. Dice que Gatsby se merecía morir. Nick llega a la conclusión de que a Tom y a Daisy no les importa nada más que ellos, y que son capaces de destruir personas y cosas detrás del escudo de su riqueza que los protegerá de toda consecuencia negativa.
Nick reflexiona sobre el hecho de que, en cierto modo, esta historia es una historia del Oeste, aunque haya transcurrido íntegramente en la costa Este. Nick, Jordan, Tom y Daisy son del oeste de los Apalaches, y Nick cree que las reacciones de cada uno, incluido las de él mismo, a vivir el estilo de vida acelerado y escabroso del Este han moldeado su comportamiento. Nick recuerda la vida en el Medio Oeste –entre nieves, trenes y coronas navideñas– y, en comparación, ve el Este como algo grotesco y distorsionado.
En su última noche en West Egg, antes de mudarse a Minnesota, Nick va hasta la mansión vacía de Gatsby y borra una obscenidad que alguien ha escrito en la escalinata. Se recuesta en la playa que está detrás de su casa y mira hacia arriba. A medida que sale la luna, se imagina la isla sin casas y piensa cómo habría sido para los exploradores que descubrieron el Nuevo Mundo siglos atrás.
Nick piensa que América alguna vez fue la meta de soñadores y exploradores, tal como Daisy lo fue para Gatsby. Se imagina la tierra verde americana como la luz verde del muelle de Daisy y reflexiona sobre el hecho de que Gatsby —cuya riqueza y éxito reflejan tan fielmente el sueño americano— no pudiera darse cuenta de que su sueño había terminado, de que sus metas se habían vuelto huecas y sin sentido.
Nick siente que todo el mundo está motivado por sueños similares y por el deseo de avanzar hacia un futuro en el que se hagan realidad. Piensa sobre sus esfuerzos por crear ese futuro como botes que se mueven en una masa de agua contra la corriente que inevitablemente los arrastra de nuevo al pasado.
Ahora me doy cuenta de que, después de todo, esta ha sido una historia del Oeste: Tom y Gatsby, Daisy y Jordan, y también yo, fuimos todos del Oeste, y quizás todos compartíamos una deficiencia sutil que no nos permitía adaptarnos a la vida del Este.
Análisis
Nick piensa en los Estados Unidos no solo como una nación, sino como una entidad geográfica, una tierra con diferentes regiones que encarnan un conjunto de valores opuestos. El Medio Oeste, piensa, parece monótono y pedestre en comparación con el emocionante Este, pero el Este es simplemente una cáscara brillante, carente del centro moral del Medio Oeste. Esta depravación moral fundamental condena al fracaso a los personajes de El gran Gatsby, todos del Oeste, como observa Nick. La “cualidad distorsionante” del Este que les resulta atractiva disgusta a Nick y contribuye a su decisión de regresar a Minnesota.
Sin embargo, el hecho de que todos los personajes principales sean del Oeste tiene otro significado. A lo largo de la historia estadounidense, el Oeste se consideró una tierra de promesas y posibilidades, el emblema mismo de los ideales americanos. Tom y Daisy, al igual que otros miembros de la clase alta, han traicionado los ideales democráticos nacionales al perpetuar una rígida estructura de clases que excluye a los recién llegados, de forma muy parecida a la aristocracia feudal de la que se habían apartado los Estados Unidos.
Gatsby es el único entre los conocidos de Nick que tiene la audacia y la nobleza de espíritu de soñar con forjarse un futuro radicalmente distinto, pero su sueño termina en fracaso por varias razones: sus métodos son criminales, por lo que nunca podrá ser aceptado entre la aristocracia estadounidense (lo que tendría que lograr para conquistar a Daisy), y su nueva identidad es en gran medida una actuación. Si bien no queda en claro qué sugiere el fracaso de Gatsby sobre los sueños y aspiraciones de los estadounidenses en general, la novela de Fitzgerald sin duda cuestiona la idea de una América en la que todo es posible si uno se esfuerza lo suficiente.
El problema del sueño americano está estrechamente vinculado al problema de cómo lidiar con el pasado. Los Estados Unidos se fundaron a través de una dramática declaración de independencia de su propio pasado —sus raíces europeas— y les prometieron a sus ciudadanos la posibilidad de un progreso sin límites, independientemente de su procedencia o de lo pobre que sean sus orígenes. El fracaso de Gatsby sugiere que tal vez sea imposible renegar completamente del propio pasado, ya que parece haber una brecha infranqueable entre Gatsby y Daisy, lo que sin duda forma parte del atractivo que ella ejerce sobre él. Esta distancia proviene claramente de sus diferentes orígenes y contextos sociales.
A lo largo de la novela, los juicios de Nick sobre los demás personajes se basan en los valores que heredó de su padre, los “privilegios” morales a los que se refiere en las primeras páginas. Dichos valores, tan fuertemente arraigados en el pasado, le permiten dar sentido a todos los elementos de la novela, excepto a Gatsby. A los ojos de Nick, Gatsby encarna una capacidad de soñar y escapar del pasado que, en última instancia, puede resultar imposible, pero que él aprecia y valora a pesar de todo. El gran Gatsby representa la lucha de Nick por integrar su propio sentido de la importancia del pasado con la liberación del pasado que Gatsby visiona.