Resumen del Capítulo 3 

Armado con una rama afilada a modo de lanza improvisada, Jack persigue un cerdo por la espesura, pero este se le escapa. Regresa a la playa irritado, donde encuentra a Ralph y Simón ocupados en la construcción de chozas para los más pequeños. Ralph está molesto porque estas se derrumban antes de que puedan terminarlas y porque, a pesar de que las chozas son vitales para que puedan sobrevivir, ninguno de los demás lo ayuda, excepto Simón. Mientras ellos trabajan, la mayoría chapotea y juega en la laguna. Ralph se queja de que son muy pocos los que trabajan y dice que todos se muestran entusiasmados y llenos de energía cuando hacen planes en la reunión, pero que luego nadie está dispuesto a hacer el trabajo para llevarlos a cabo. 

Ralph señala que los cazadores de Jack no pudieron atrapar nada, a lo que este responde que, si bien hasta ahora no lo han logrado, pronto tendrán más éxito. Ralph también se muestra preocupado por los más pequeños, ya que muchos tienen pesadillas y no pueden dormir. Le cuenta a Jack sobre sus preocupaciones, pero este solo sigue pensando en maneras de cazar y no se interesa en los problemas de Ralph. 

Como Jack, al igual que los demás, no está dispuesto a trabajar en las chozas, Ralph se enfada y acusa a Jack a su grupo de aprovecharse de sus tareas de caza para eludir el verdadero trabajo. Jack responde a sus quejas diciendo que los chicos quieren carne, y la discusión continúa y se vuelve cada vez más hostil. Con la esperanza de recuperar su sentido de camaradería, van a nadar juntos a la laguna, pero sus sentimientos de antipatía mutua no solo permanecen, sino que se acrecientan. 

Entretanto, Simón deambula solo por la selva y ayuda a algunos de los más pequeños —a quienes han empezado a llamar littluns (“chiquitines”)— a alcanzar unas frutas de una rama alta. Se adentra en la selva y eventualmente se encuentra con un claro: un hermoso y tranquilo espacio abierto lleno de flores, aves y mariposas. Simón mira a su alrededor para asegurarse de que está solo y se sienta a contemplar la escena, maravillado por la abundancia y belleza de la vida que lo rodea. 

Análisis del Capítulo 3 

El conflicto personal entre Ralph y Jack refleja el conflicto temático general de la novela. Dicho conflicto se gesta ya en el Capítulo 1, con las elecciones del líder, pero permanece latente bajo la camaradería que los dos sienten al trabajar juntos en comunidad. En este capítulo, sin embargo, el conflicto estalla por primera vez en un enfrentamiento verbal y saca a la luz la división que socavan la comunidad, lo que prepara el terreno para posteriores acontecimientos más violentos. 

En su discusión, cada uno intenta expresar su concepción básica del propósito humano: mientras que Ralph propone construir chozas, Jack defiende la necesidad de cazar. Ralph, que piensa en el bienestar general del grupo, opina que la caza es algo secundario. Jack, por el contrario, se siente atraído hacia la caza por su sed de sangre y deseo de poder, y, por ende, no tiene ningún interés en construir chozas ni en las opiniones de Ralph. Sin embargo, como ambos son niños, ninguno tiene la capacidad de expresar sus sentimientos de forma articulada. 

En este punto de la novela, el conflicto entre civilización y salvajismo aún se inclina a favor de la primera. Jack, que no tiene el mínimo interés en el bienestar del grupo, se ve obligado a justificar su deseo de cazar en lugar de construir chozas diciendo que es algo bueno para todos. Además, a pesar de que la mayoría está más interesada en jugar que en trabajar, siguen recreando en la isla las estructuras básicas de la civilización. Hasta comienzan a desarrollar un lenguaje propio, llamando a los más pequeños littluns y a los gemelos Sam y Eric Samneric

Simón, por su parte, parece existir al margen del conflicto entre Ralph y Jack, entre la civilización y el salvajismo. En este capítulo, vemos a través de sus acciones su naturaleza amable y generosa. Ayuda a Ralph a construir las chozas, cuando todos los demás eligen jugar, lo que muestra su carácter servicial, su disciplina y dedicación en pos del bien común. Simón también ayuda a los pequeños a alcanzar frutas, lo que muestra su amabilidad y simpatía. Esto marca un fuerte contraste con los otros muchachos más grandes, que prefieren atormentar a los littluns a ayudarlos. Cuando Simón se sienta solo en el claro de la selva y se maravilla ante la belleza de la naturaleza, vemos que siente una conexión básica con el mundo natural. En general, parece tener una bondad y una amabilidad que le vienen del corazón y que están ligadas a su conexión con la naturaleza. 

Todos los demás chicos, por el contrario, parecen haber heredado sus ideas de bondad y moralidad de las fuerzas externas de la civilización, de modo que cuanto más tiempo pasen alejados de la sociedad humana, más se debilitará su sentido moral. Por esta razón, Simón se delinea como una figura importante que se opone a Ralph y Jack. Mientras que Ralph representa las fuerzas ordenadas de la civilización y Jack los impulsos primarios e instintivos que reaccionan contra ese orden, Simón viene a representar una tercera cualidad: un tipo de bondad que es natural o innata y no se aprende de ninguna sociedad humana. En este sentido, esto complica la estructura simbólica de El Señor de las Moscas, ya que el personaje no encaja en las mismas categorías que los demás.