La noticia de que un joven adinerado llamado Charles Bingley ha alquilado la mansión de Netherfield Park genera un gran revuelo en el pueblo cercano de Longbourn, especialmente en la casa de los Bennet. La familia Bennet tiene cinco hijas solteras —Jane, Elizabeth, Mary, Kitty y Lydia, de la mayor a la menor— y la Sra. Bennet está desesperada por encontrarles marido. Tras una visita social del Sr. Bennet al Sr. Bingley, la familia asiste al baile que da este último. Él queda prendado de Jane y pasa gran parte de la velada bailando con ella. Su amigo íntimo, el Sr. Darcy, no está tan contento con el evento y se niega con altanería a bailar con Elizabeth, por lo que todo el mundo empieza a considerarlo arrogante y odioso. 

En las subsecuentes reuniones sociales, sin embargo, el Sr. Darcy se siente cada vez más atraído por el encanto y la inteligencia de Elizabeth. La amistad entre Jane y el Sr. Bingley también prospera y ella va de visita a la mansión. De camino a la casa, la sorprende un aguacero por lo que cae enferma y se ve obligada a quedarse en Netherfield por varios días. Elizabeth va hasta allí para cuidar de ella caminando a través de campos embarrados, por lo que llega con el vestido sucio para disgusto de la esnob Srta. Bingley, hermana de Charles. El despecho de esta no hace más que aumentar cuando se da cuenta de que Darcy, a quien quiere para ella, le presta bastante atención a Elizabeth. 

Cuando Elizabeth y Jane regresan a casa, se encuentran con el Sr. Collins que está de visita. Es un joven clérigo que será heredero de la propiedad del Sr. Bennet, cuya herencia está “restringida”, es decir, que solo puede pasar a herederos masculinos. El Sr. Collins es un tonto pomposo, aunque queda bastante cautivado por las chicas Bennet. Poco después de su llegada, le propone matrimonio a Elizabeth, quien lo rechaza, hiriendo su orgullo. Mientras tanto, las chicas Bennet se han hecho amigas de los oficiales apostados en un pueblo cercano, entre los que se encuentra Wickham, un joven soldado muy atractivo que se muestra amigable con Elizabeth y le cuenta que Darcy lo engañó de forma cruel y le quitó su herencia. 

A principios del invierno, la familia Bingley y Darcy se van de Netherfield y regresan a Londres, para consternación de Jane. A esto se le suma otra sorpresa: la noticia de que el Sr. Collins se ha comprometido con Charlotte Lucas, la mejor amiga de Elizabeth y la pobre hija de un caballero local. Charlotte le explica a Elizabeth que ya es mayor y necesita consolidar el matrimonio por motivos económicos. Charlotte y el Sr. Collins se casan y Elizabeth promete visitarlos en su nuevo hogar. Durante el invierno, Jane visita la ciudad para ver amigos (y con esperanzas de ver también al Sr. Bingley). Sin embargo, la Srta. Bingley la visita y la trata con actitud grosera, mientras que el Sr. Bingley no la visita en absoluto. Las perspectivas matrimoniales de las chicas Bennet parecen sombrías. 

Esa primavera, Elizabeth visita a Charlotte, que ahora vive cerca de la casa de la patrona del Sr. Collins, Lady Catherine de Bourgh, que es la tía de Darcy. En una de sus visitas a su tía, Darcy se encuentra con Elizabeth. Su presencia lo lleva a ir de visita con frecuencia a la casa de los Collins, donde se hospeda, hasta que un día le propone casamiento, para sorpresa de Elizabeth que lo rechaza rápidamente. Le dice que lo considera arrogante y desagradable, y luego lo regaña por haber separado a Jane y Bingley, y por haber desheredado a Wickham. Darcy se retira, pero poco después le escribe una carta en la que admite haber instado a Bingley a distanciarse de Jane, pero afirma que solo lo hizo porque pensaba que su romance no iba en serio. En cuanto a Wickham, le informa que el joven oficial es un mentiroso y que la verdadera causa de su enfrentamiento fue el intento de fugarse con su joven hermana, Georgiana Darcy. 

A raíz de esta carta, Elizabeth reconsidera sus sentimientos hacia Darcy y, de regreso en su casa, trata con frialdad a Wickham. La milicia se retira del pueblo y genera pesar en las hermanas Bennet más jóvenes y locas por los hombres. Lydia logra que le permitan ir a pasar el verano a Brighton, donde se trasladará el regimiento de Wickham. Con la llegada de junio, Elizabeth emprende otro viaje, esta vez con los Gardiner, que son parientes. En su viaje llega al norte y eventualmente a los alrededores de Pemberley, la finca de Darcy. Como se entera de que Darcy está ausente, visita el lugar y se delita con la casa y los jardines. Además, escucha los elogios de los sirvientes, que aseguran que Darcy es un amo maravilloso y generoso. De pronto, aparece Darcy y la trata con cordialidad. Sin mencionar su proposición, agasaja a los Gardiner e invita a Elizabeth a conocer a su hermana. 

Poco después, sin embargo, Elizabeth recibe una carta de su familia en la que le comunican que Lydia se ha fugado con Wickham y que no encuentran a la pareja por ninguna parte, lo que sugiere que pueden estar viviendo juntos por fuera del matrimonio. Temerosa de la desgracia que tal situación acarrearía para toda su familia, Elizabeth se apresura a regresar a casa. El Sr. Gardiner y el Sr. Bennet salen en busca de Lydia, pero el Sr. Bennet finalmente regresa a casa con las manos vacías. Justo cuando toda esperanza parece perdida, llega una carta del Sr. Gardiner diciendo que han encontrado a la pareja y que Wickham ha aceptado casarse con Lydia a cambio de una renta anual. Los Bennet están convencidos de que el Sr. Gardiner ha sobornado a Wickham, pero Elizabeth se entera de que la fuente del dinero, y de la salvación de su familia, no fue otra que Darcy. 

Ya casados, Wickham y Lydia regresan brevemente a Longbourn, donde el Sr. Bennet los trata con frialdad. Luego parten hacia el nuevo destino de Wickham en el norte de Inglaterra. Poco después, Bingley regresa a Netherfield y reanuda su cortejo de Jane. Darcy se aloja con él y visita a los Bennet, pero no menciona su deseo de casarse con Elizabeth. Bingley, por su parte, aprieta el acelerador y le propone matrimonio a Jane, para regocijo de todos menos de la altiva hermana de Bingley. Mientras la familia lo celebra, Lady Catherine de Bourgh visita Longbourn. Acorrala a Elizabeth y le dice que se ha enterado de que Darcy, su sobrino, planea casarse con ella. Como considera que una Bennet no es pareja digna de un Darcy, le exige a Elizabeth que prometa rechazarlo, pero ella se niega enérgicamente diciendo que no está comprometida con Darcy, pero que no prometerá nada en contra de su propia felicidad. Poco después, Elizabeth y Darcy salen a pasear juntos y él le dice que sus sentimientos no han cambiado desde la primavera. Ella acepta tiernamente su proposición, y tanto Jane como Elizabeth se casan.