Resumen de los Capítulos 35–36
Al día siguiente, Elizabeth sale a dar un paseo y se cruza con Darcy, que le entrega una carta. Él se marcha y Elizabeth empieza a leerla. En la carta, Darcy vuelve a admitir haber intentado poner fin al romance de Bingley con Jane, pero se defiende diciendo que el apego de Jane a su amigo aún no era lo bastante fuerte como para llevarla al desamor. Añade que no deseaba que Bingley se viera envuelto en el estorbo social de casarse con la familia Bennet, con su falta tanto de riqueza como de decoro. Sobre Wickham, en la carta afirma que sí se ocupó de él tras la muerte de su padre y que la disputa entre ellos se debe a que Wickham intentó fugarse con la hermana de Darcy, Georgiana, con la intención de quedarse con su fortuna.
Elizabeth se queda atónita ante esta revelación y, aunque desestima parte de lo que Darcy dice sobre Jane y Bingley, su relato de las acciones de Wickham la lleva a reevaluar al oficial y a decidir que probablemente se equivocó al confiar en él. Sus sentimientos hacia Darcy también cambian de repente.
Resumen de los Capítulos 37–39
Darcy y el coronel Fitzwilliam se marchan de Rosings. Una semana después, Elizabeth se marcha de la casa parroquial, a pesar de la insistencia de Lady Catherine de que se quede otras dos semanas. Antes de que Elizabeth se vaya, el Sr. Collins le informa que él y Charlotte están hechos el uno para el otro (que claramente no es verdad) y le desea a Elizabeth que encuentre la misma felicidad en su matrimonio.
Tras una breve estancia en la casa de los Gardiner en Londres, Elizabeth regresa a casa con Jane. Catherine y Lydia las reciben y, mientras vuelven a casa en el carruaje de sus padres, no hablan de otra cosa más que de los soldados. El regimiento va a pasar el verano en Brighton, y las dos muchachas esperan convencer a sus padres de que también pasen allí el verano. En el transcurso de la conversación, Lydia menciona, con cierta satisfacción, que Wickham ya no está interesado en la Srta. King, que se ha ido a Liverpool a vivir con su tío.
El Sr. y la Sra. Bennet les dan la bienvenida a sus hijas y los Lucas vienen a cenar. Lydia parlotea sobre el emocionante viaje en carruaje e insiste en que las chicas vayan a Meryton a ver a los oficiales. Elizabeth se niega porque no quiere ver a Wickham.
Resumen de los Capítulos 40–42
Elizabeth le cuenta la verdad a Jane sobre Wickham y ellas discuten si denunciarlo públicamente, pero terminan decidiendo que no. Entre tanto, la Sra. Bennet sigue lamentando el enlace trunco de Jane con el Sr. Bingley y expresa su disgusto por el feliz matrimonio de Charlotte y el Sr. Collins. La esposa del coronel Forster invita a Lydia a pasar el verano en su casa y el Sr. Bennet se lo permite, suponiendo que el coronel se encargará de cuidarla.
Elizabeth ve a Wickham una vez más antes de la partida del regimiento y hablan sobre Darcy con reserva. Elizabeth elude toda información sobre lo que ha descubierto. Los soldados parten de Meryton rumbo a Brighton y Kitty se angustia al verlos partir y, más aún, al ver partir a su hermana con ellos.
En julio, Elizabeth acompaña a los Gardiner a un viaje por la campiña de Derbyshire en el que terminan pasando cerca de la casa de Darcy, en Pemberley. Como se entera de que este está de viaje, accede a visitar la mansión.
Análisis de los Capítulos 35–42
La carta de Darcy desencadena un proceso de modestia tanto para Elizabeth como para él, que da como resultado la maduración de sus mutuas actitudes. En el caso de Darcy, el rechazo de su proposición golpea su orgullo y lo impulsa a responder al enfado de Elizabeth. La carta que resulta de esto le revela a Elizabeth cuánto se equivocó al juzgar tanto a él como a Wickham. Al darse cuenta de repente del alcance de sus prejuicios erróneos, se siente lo suficientemente humilde como para empezar a mirar a Darcy con otros ojos.
Algunos críticos sostienen que la carta de Darcy es poco realista, afirmando que un hombre tan orgulloso y reservado como él nunca revelaría tantos detalles sobre su vida privada. Desde esta perspectiva, la carta funciona principalmente como un dispositivo artificioso mediante el cual Austen logra introducir gran cantidad de información a la vez que reivindica a Darcy. Se podría afirmar, sin embargo, que la “terrible amargura de espíritu” con la que Darcy dice haber escrito la carta explica su naturaleza tan poco característica. Dejando de lado su realismo, la carta cumple un propósito claro: revelar la verdad sobre la relación entre Wickham y Darcy, y, en consecuencia, trasladar la simpatía por el primero al segundo. Es interesante señalar que la idea de un hombre que se fuga con una mujer era un cliché literario en la época de Austen; no obstante, su aparición en Orgullo y prejuicio cumple una función vital, ya que más tarde le proporciona a Darcy un motivo (además de su amor por Elizabeth) para ayudar a Lydia después de que esta se fugue con Wickham.
Tras la recepción de la carta, la novela da un giro para separar a Darcy y Elizabeth, y darles espacio para que definan sus sentimientos y comportamiento. Al mismo tiempo, Austen prepara el terreno para el romance apasionado entre Lydia y Wickham, y establece un contraste entre la madurez de Elizabeth en relación con Darcy y la imprudencia juvenil de Lydia. Mientras que Elizabeth adopta una postura pasiva con respecto al amor, consintiendo visitar Pemberley solo porque supone que Darcy estará ausente, Lydia persigue activamente a sus adorados oficiales y se juega su derecho a Wickham ahora que ha perdido interés en la Srta. King: “Responderé por ello de que ella nunca le importó a él un comino”.
El hecho de que el Sr. Bennet ignore el enamoramiento de Lydia por el oficial y le permita seguir a la milicia hasta Brighton nos recuerda su irresponsable desapego de la vida familiar. Debido a su decisión de no desenmascarar a Wickham, Jane y Elizabeth también son en parte responsables del inminente romance de Lydia. Darcy mantiene un silencio similar sobre el pasado de Wickham, lo que lo lleva a tener una conexión con Elizabeth.