Resumen del Acto Primero, Escena 1 

Truenos y relámpagos azotan un páramo escocés. Tres ancianas demacradas, las brujas, aparecen en medio de la tormenta. Entre cánticos espeluznantes, planean volver a encontrarse allí después de la batalla para cruzarse con Macbeth y desaparecen tan rápido como han llegado. 

Resumen del Acto Primero, Escena 2 

En un campamento militar cercano al de Forres, el rey Duncan de Escocia le pide noticias a un capitán herido sobre la batalla con los irlandeses invasores, bajo el mando del rebelde Macdonwald. El capitán –herido mientras ayudaba al hijo de Duncan, Malcolm, que había sido capturado por los irlandeses– le informa que los generales escoceses Macbeth y Banquo lucharon con gran coraje y audacia. El capitán luego le describe cómo Macbeth mató al traidor Macdonwald. Mientras se lo llevan para atender sus heridas, entra el barón Ross, un noble escocés, y le anuncia al rey que el traidor barón de Cawdor ha sido derrotado y el ejército de Noruega, repelido. Duncan decreta que ejecuten a Cawdor y que Macbeth, el héroe del ejército victorioso, reciba el título de aquel. Ross se retira para darle la noticia a Macbeth. 

Resumen del Acto Primero, Escena 3 

En un brezal cercano al campo de batalla, resuena un trueno y aparecen las tres brujas. Una dice que viene de “matar cerdos” y la otra describe la venganza que tiene planeada contra un marinero cuya esposa se negó a compartir sus castañas. De pronto, se escucha el redoble de un tambor y la tercera bruja exclama que Macbeth se acerca. Macbeth y Banquo, de camino a la corte del rey en Forres, se encuentran con las brujas y se encogen de horror al ver a las tres ancianas. Banquo les pregunta si son mortales, al darse cuenta de que no son “habitantes de esta tierra” (1.3.39). También se pregunta si son realmente mujeres, dado que parece que tienen barbas de hombres. Las brujas aclaman a Macbeth como barón de Glamis (su título original) y barón de Cawdor. Macbeth se queda desconcertado al oír este segundo título, ya que todavía no se ha enterado de la decisión de Duncan. Las brujas también declaran que Macbeth llegará a ser rey algún día. Aturdido e intrigado, Macbeth presiona a las brujas para que le den más información, pero estas han vuelto la atención hacia Banquo y siguen hablando con acertijos. Le dicen “menos que Macbeth, y a la vez más grande”, y “no tan feliz, pero mucho más feliz”; luego le dicen que él nunca será rey, pero que sus hijos se sentarán en el trono (1.3.63-65). Macbeth implora a las brujas que le expliquen lo que querían decir al llamarlo barón de Cawdor, pero estas se desvanecen en el aire. 

Incrédulos, Macbeth y Banquo comentan el extraño encuentro. Macbeth se detiene en los detalles de la profecía. “Tus hijos serán reyes”, le dice a su amigo, a lo que Banquo responde: “Y tú serás rey” (1.3.84). Su conversación es interrumpida por la llegada de Ross y Angus, que han venido a llevarlos ante el rey. Ross le dice a Macbeth que el rey lo ha nombrado barón de Cawdor, ya que el que lleva el nombre será ejecutado por traición. Macbeth, asombrado de que la profecía de las brujas sea verdad, le pregunta a Banquo si ahora tiene esperanzas de que sus hijos sean reyes. Banquo le responde que los demonios a veces dicen medias verdades para “ganarse nuestra confianza para nuestro mal” (1.3.121). Macbeth ignora a su compañero y habla consigo mismo, rumiando la posibilidad de que algún día llegue a ser rey. Se pregunta si el reinado simplemente le sobrevendrá o si tendrá que realizar una oscura hazaña para conseguir la corona. Por fin sale de sus cavilaciones y el grupo parte hacia Forres. Mientras se marchan, Macbeth le susurra a Banquo que, más tarde, le gustaría hablar con él en privado sobre lo ocurrido. 

Resumen del Acto Primero, Escena 4 

En el palacio del rey, Duncan escucha los informes sobre la ejecución de Cawdor de boca de su hijo Malcolm, quien le informa que aquel murió con nobleza, confesó voluntariamente y se arrepintió de sus crímenes. Entran Macbeth y Banquo con Ross y Angus. Duncan les agradece profusamente a los dos generales por su heroísmo en la batalla, y estos profesan su lealtad y gratitud hacia Duncan. Este les anuncia su intención de nombrar a Malcolm heredero del trono. Macbeth declara su alegría, pero se da cuenta de que Malcolm se interpone ahora entre él y la corona. Se hacen planes para que Duncan cene en el castillo de Macbeth esa noche, y Macbeth se adelanta a la comitiva real para informarle a su esposa de la inminente llegada del rey. 

Análisis del Acto Primero, Escenas 1–4 

Además de presentar a los personajes principales y su relación, mediante estas escenas se establece la premisa de la obra: las brujas despiertan la ambición de Macbeth. Al mismo tiempo, estas tres primeras escenas marcan el ambiente oscuro que impregna toda la obra. Las acotaciones escénicas indican que la trama se inicia con una tormenta, inmediatamente aparece una fuerza maligna sobrenatural bajo la forma de tres brujas. A partir de allí, la acción se traslada rápidamente al campo de batalla, dominado por los horrores y la crueldad de la guerra. En la descripción que el capitán hace de las hazañas heroicas de Macbeth y Banquo, se detiene específicamente en las imágenes de la carnicería: “lo descoció del ombligo a la cabeza” dice, para describir la muerte que Macbeth le dio a Macdonwald (1.2.22). Los sangrientos asesinatos que llenan la obra están prefigurados por la sangrienta victoria que los escoceses obtienen sobre sus enemigos. 

Nuestra impresión inicial de Macbeth, a partir del informe del capitán sobre su valor y destreza en la batalla, se complica inmediatamente con la evidente obsesión de este con la profecía de las brujas. Macbeth es un guerrero noble y valeroso, pero su reacción a los anuncios de las brujas subraya su fuerte deseo de poder y prestigio. Macbeth se da cuenta inmediatamente que para que la profecía se haga realidad, tendrá que pagar con conspiración y asesinatos. No hay dudas de que se permite considerar tales actos, aunque aún no se muestre resuelto a llevarlos a cabo. Su reacción ante la profecía exhibe una confusión y una pasividad esenciales: en lugar de decidirse a actuar según las afirmaciones de las brujas, o simplemente ignorarlas, Macbeth se sume en una especie de estupor reflexivo mientras intenta resolver la situación por sí mismo. En la escena siguiente, aparecerá Lady Macbeth quien empujará a la acción a su vacilante esposo; ella es la voluntad que impulsa sus logros. Una vez que Lady Macbeth se entera de la profecía de las brujas, la vida de Duncan está condenada. 

Macbeth contiene algunos de los personajes femeninos más vívidos de Shakespeare. Lady Macbeth y las tres brujas son extremadamente malvadas, pero además son más fuertes e imponentes que los hombres que las rodean. Las siniestras brujas definen el ambiente de toda la obra. Sus conjuros rimados se destacan de forma inquietante entre los versos de los demás personajes, y sus grotescas figuras del lenguaje crean un aura persistente. Cada vez que aparecen, las acotaciones escénicas las relacionan deliberadamente con el desasosiego y el caos que acecha en el mundo natural, insistiendo en el “trueno” y en “truenos y relámpagos”. 

Shakespeare pone en boca de las brujas un lenguaje contradictorio. Su famoso verso “Lo bueno es malo y lo malo es bueno” es un ejemplo destacado (1.1.10), entre muchos otros, como en la caracterización que hacen de Banquo como “menos que Macbeth, y a la vez más grande” (1.3.63). Estos versos le dan a la obra un sentido de confusión moral al implicar que nada es lo que parece. Curiosamente, el primer verso de Macbeth en toda la obra es “Un día tan feo y bello nunca se ha visto” (1.3.36). Este verso hace eco de las palabras de las brujas y establece una conexión entre estas y el personaje. También sugiere que Macbeth será el centro de la confusión moral de la obra.