En las calles de Verona estalla otra pelea entre los criados de las familias Capuleto y Montesco. Benvolio, un Montesco, intenta detenerla, pero se ve envuelto en la gresca cuando Teobaldo, un Capuleto impulsivo, entra en escena. Después de que los ciudadanos indignados por la violencia constante hacen retroceder a las facciones enfrentadas, el príncipe della Scala, gobernante de Verona, decreta la pena de muerte para cualquier individuo que perturbe la paz en el futuro con el fin impedir nuevos conflictos entre las familias.
Romeo, el hijo de Montesco, se encuentra con su primo Benvolio, que antes lo había visto paseando con pesar por un bosque de sicomoros. Tras algunas insinuaciones de Benvolio, Romeo le confiesa que está enamorado de Rosalina, una mujer que no le corresponde sus sentimientos. Este le aconseja que olvide a esa mujer y busque a otra más bella, pero Romeo sigue abatido.
Entre tanto, Paris, un pariente del príncipe, le pide la mano de Julieta a su padre, Capuleto, que se alegra de la boda, pero le dice que aguarde dos años, ya que Julieta aún no ha cumplido catorce. Capuleto despacha a un sirviente con una lista de invitados al baile de máscaras tradicional de su casa. Invita a Paris a la fiesta para que comience a ganarse el corazón de Julieta.
Romeo y Benvolio, aún discutiendo sobre Rosalina, se encuentran con el criado de los Capuleto que lleva la lista de invitaciones. Benvolio sugiere que asistan, ya que así Romeo podrá comparar a su amada con otras bellas mujeres de Verona. Romeo acepta ir con Benvolio a la fiesta, pero solo porque Rosalina, cuyo nombre lee en la lista, estará allí.
En la casa de los Capuleto, la joven Julieta habla con su madre y su nodriza sobre la posibilidad de casarse con Paris. Julieta aún no ha pensado en casarse, pero acepta prestarle atención a Paris durante el banquete para ver si cree que podrá enamorarse de él.
Comienza el banquete. Un Romeo melancólico sigue a Benvolio y a su ingenioso amigo Mercucio hasta la casa de los Capuleto. Una vez allí, Romeo ve a Julieta a la distancia e instantáneamente se enamora de ella y se olvida por completo de Rosalina. Mientras Romeo observa embelesado a Julieta, un joven Capuleto, Teobaldo, lo reconoce y se enfurece al ver a un Montesco entre los invitados. Se prepara para atacar, pero Capuleto lo detiene. Pronto, Romeo habla con Julieta, y ambos experimentan una profunda atracción. Se besan, sin saber siquiera el nombre del otro. Cuando se entera por la nodriza de que Julieta es la hija de Capuleto, enemigo de su familia, Romeo se angustia. Y cuando Julieta se entera de que el joven al que acaba de besar es hijo de Montesco, sufre la misma decepción.
Cuando Mercucio y Benvolio abandonan la finca de los Capuleto, Romeo salta el muro del huerto y se adentra en el jardín, incapaz de olvidarse de Julieta. Desde su escondite, la ve asomada a una ventana sobre el huerto y la oye pronunciar su nombre. Entonces la llama e intercambian votos de amor.
Romeo va de prisa a ver a su amigo y confesor fray Lorenzo, que, al principio, se escandaliza por el repentino giro de los sentimientos de Romeo, pero luego acepta casar a los jóvenes en secreto al ver en su amor la posibilidad de poner fin a la secular enemistad entre las familias. Al día siguiente, Romeo y Julieta se encuentran en la celda del fraile y se casan. La nodriza, conocedora del secreto, consigue una escalera para que Romeo pueda subir hasta la ventana de Julieta y consumar su noche de bodas.
Al día siguiente, Benvolio y Mercucio se encuentran con Teobaldo, el primo de Julieta, que aún está enfadado por el hecho de que Romeo haya asistido al banquete de los Capuleto y ha retado a Romeo a un duelo. Cuando este aparece, le ruega que suspenda el reto hasta entender por qué no desea pelear con él, ya que ahora es su pariente. Disgustado ante ese pedido de paz, Mercucio dice que él mismo peleará con Teobaldo y se desata la pelea. Romeo intenta detenerlos interponiéndose entre los combatientes, pero Teobaldo logra apuñalar a Mercucio por debajo del brazo de Romeo, y lo mata. Romeo, enfurecido, mata a Teobaldo y huye de la escena. Poco después, el príncipe declara que queda desterrado para siempre de Verona por su crimen. Fray Lorenzo hace un plan con Romeo para pasar su noche de bodas con Julieta antes de partir a Mantua a la mañana siguiente.
En su alcoba, Julieta aguarda la llegada de su nuevo marido. Entra la nodriza y, después de cierta confusión, le dice que Romeo ha matado a Teobaldo. Angustiada, Julieta se encuentra de repente casada con un hombre que ha matado a un pariente suyo, pero se tranquiliza al darse cuenta de que su lealtad está con su amor, Romeo.
Esa noche, Romeo se cuela en la habitación de Julieta y por fin consuman su matrimonio y su amor. Llega la mañana y los amantes se despiden, sin saber cuándo volverán a verse. Julieta se entera de que su padre, afectado por los recientes acontecimientos, espera que se case con Paris en solo tres días. Julieta no sabe qué hacer ya que no puede revelarles a sus padres que está casada con Romeo ni tampoco está dispuesta a casarse con Paris ahora que es la esposa de Romeo. Entonces, le pide consejo a su nodriza, quien le dice que proceda como si Romeo estuviera muerto y que se case con Paris, que de todos modos es mejor partido. Disgustada por la deslealtad de la nodriza, Julieta hace caso omiso de su consejo y acude desesperada a fray Lorenzo, quien urde un plan para reunir a Julieta con Romeo en Mantua. La noche antes de su boda con Paris, Julieta debe beber una poción que la hará parecer muerta. Después de que sea enterrada en la cripta de la familia, el fraile y Romeo la irán a buscar en secreto y ella será libre para vivir con Romeo, lejos de la disputa de sus padres.
Julieta regresa a casa y descubre que la boda se ha adelantado un día y que se casará mañana. Esa noche, bebe la poción y la nodriza la descubre, aparentemente muerta, a la mañana siguiente. Los Capuleto se entristecen y la entierran según lo previsto. Pero el mensaje de fray Lorenzo en el que le explica el plan a Romeo nunca llega a Mantua. Su portador, fray Juan, es confinado en una casa en cuarentena. Romeo solo se entera de que Julieta ha muerto.
Romeo se entera de la muerte de Julieta y decide suicidarse antes que vivir sin ella. Le compra un frasco de veneno a un boticario reacio y regresa a Verona para quitarse la vida en la cripta de su amada. A la entrada de la cripta de los Capuleto, Romeo se encuentra con Paris, que está esparciendo flores sobre la tumba de Julieta. Se pelean y Romeo lo mata. Entra en la tumba, ve el cuerpo inanimado de Julieta, bebe el veneno y muere a su lado. En ese momento entra fray Lorenzo y se da cuenta de que Romeo ha matado a Paris y se ha quitado la vida. En ese momento, Julieta despierta y fray Lorenzo oye la llegada de la guardia. Cuando Julieta se niega a marcharse con él, este huye solo. Julieta ve a su amado Romeo y se da cuenta de que se ha suicidado con veneno. Besa sus labios envenenados y, cuando eso no la mata, se clava la daga de su amado en el pecho y cae muerta sobre su cuerpo.
Llega la guardia seguida de cerca por el príncipe, los Capuleto y Montesco. Este último declara que su esposa ha muerto de pena por el exilio de Romeo. Al ver los cadáveres de sus hijos, Capuleto y Montesco acuerdan poner fin a su larga enemistad y erigir estatuas de oro de sus hijos, una al lado de la otra, en una Verona recién pacificada.