Resumen del Capítulo 26

Empiezan las clases y Jem y Scout vuelven a pasar todos los días por la puerta de los Radley. Ahora ya son grandes y la casa no les da miedo, pero Scout aún sigue deseando ver a Boo Radley al menos una vez. Por otra parte, la sombra del juicio aún pesa sobre ella. Un día en la escuela, la maestra Gates, de tercer grado, da una conferencia sobre la maldad de la persecución de Hitler a los judíos y sobre las virtudes de la igualdad y la democracia. Scout escucha y más tarde le pregunta a Jem cómo puede predicar por la igualdad cuando salió del tribunal después del juicio y le dijo a la Srta. Stephanie Crawford que era hora de que alguien les diera una lección a los negros del pueblo. Jem se enfurece y le dice que nunca más le mencione el juicio. Scout, entristecida, acude a Atticus en busca de consuelo.

Resumen del Capítulo 27

A mediados de octubre, Bob Ewell consigue un trabajo en la WPA, uno de los programas de empleo durante la Depresión, pero lo pierde pocos días después y culpa a Atticus por “haberle valido” su trabajo. Para la misma época, el juez Taylor está solo en su casa y escucha a alguien que merodea. Cuando va a investigar, encuentra la puerta de su casa abierta y ve una sombra que se escabulle. Bob Ewell luego empieza a seguir a Helen Robinson hasta el trabajo, a cierta distancia, pero susurrándole obscenidades. Deas ve a Ewell y lo amenaza con denunciarlo si no la deja en paz, y este obedece. Estos acontecimientos preocupan a la tía Alexandra, que señala que Ewell parece guardarles rencor a todos los relacionados con el caso.

Ese Halloween, el pueblo organiza una fiesta y una obra de teatro en la escuela. Este plan constituye un intento de evitar las travesuras sin supervisión del Halloween anterior, cuando alguien robó en la casa de dos hermanas ancianas y escondió todos sus muebles en el sótano. La obra es un “desfile agrícola” en el que cada niño representa un alimento: Scout lleva una malla metálica con forma de jamón. Tanto Atticus como la tía Alexandra están demasiado cansados para asistir a los festejos, así que Jem lleva a Scout a la escuela.

Análisis de los Capítulos 26–27

Estos breves capítulos están marcados por un clima de creciente malicia entrelazada con una sensación de peligro real. Comienzan con una referencia a la casa de los Radley, la fuente de su terror infantil que ya no asusta ni a Jem ni a Scout: “Boo Radley era el menor de nuestros miedos”, comenta. La disipación de ese miedo juvenil refleja el efecto que ha tenido el juicio en ellos al hacerlos más fuertes y cómo, a raíz de la injusticia y de las amenazas de Bob Ewell, los niños se han ido enfrascando cada vez más en las preocupaciones más serias del mundo de los adultos. La casa de los Radley ya forma parte del pasado. El aura de temor asociada al nombre de “Boo” se ha disuelto en curiosidad, incluso en cariño. A medida que Jem y Scout van comprendiendo mejor a Boo, este ya no les parece el raro del pueblo sino más, de un modo extraño, una mascota o un juguete. Scout todavía expresa su deseo de ver a Boo algún día, y recuerda con cariño sus encuentros cercanos durante los veranos pasados. Estos recuerdos devuelven a Boo Radley a la conciencia del lector, que ha estado ocupado con el juicio durante la Segunda Parte, lo que anticipa la aparición de este unos capítulos más adelante.

Las secuelas del juicio siguen acechando y ese temor desvanecido a Boo acentúa el peligro real que representan los diversos intentos de venganza de Bob Ewell. Este demuestra ser un personaje siniestro y el hecho de que aún no haya intentado nada contra los Finch solo incrementa la sensación de mal presentimiento. Atticus sigue confiando en que estarán a salvo, pero esa confianza empieza a parecer una ilusión. De hecho, en lugar de ofrecer más comentarios temáticos, Lee dedica gran parte de estos capítulos a crear tensión y suspenso centrándose en la impredecible amenaza que supone Bob Ewell. Las fechorías del Halloween anterior, que conducen a la idea de una obra de teatro de Halloween este año, insinúan de nuevo el daño causado por aquellos que actúan sin conciencia.

Mientras tanto, el incidente con la Srta. Gates revela hasta qué punto el juicio sigue pesando sobre Jem. A pesar de la sombría experiencia, Scout conserva su fe en la bondad básica de los demás y, por lo tanto, la evidente hipocresía de su maestra la confunde. Jem, en cambio, se ha desilusionado, y cuando Scout intenta hablarle de la Srta. Gates, él se aísla del doloroso recuerdo del juicio. Las amenazas de Bob Ewell no son la única nube oscura que se cierne sobre la casa de los Finch en esta sección: la injusticia del juicio ha cambiado a Jem de forma irrevocable.