Resumen del Acto Primero, Escena 5 

En Inverness, el castillo de Macbeth, Lady Macbeth está leyendo una carta que ha recibido de Macbeth. En ella, este le anuncia de su ascenso a barón de Cawdor y le cuenta en detalle su encuentro con las brujas. Lady Macbeth murmura que conoce la ambición de Macbeth, pero teme que esté demasiado lleno de la “leche de la bondad del hombre” para dar los pasos necesarios que lo terminen coronando (1.5.15). Ella está decidida a convencerlo de que haga lo que sea necesario para ganar la corona. Entonces llega un mensajero que le informa que el rey asistirá al castillo y que Macbeth también está en camino. Mientras espera la llegada de su esposo, pronuncia su famoso discurso en el que suplica: “Vengan, espíritus que sirven a ideas de muerte, quítenme toda feminidad y sácienme de pies a cabeza de la más ciega crueldad” (1.5.38–41). Ella está decidida a dejar de lado su naturaleza femenina para tener el coraje de cometer los actos sangrientos que se necesiten para ganar la corona. Macbeth entra y conversa con ella sobre la inminente visita del rey. Macbeth le dice que Duncan tiene pensado partir al día siguiente, pero Lady Macbeth declara que el rey no verá el mañana. Le dice que sea paciente y que deje todo en sus manos. 

Resumen del Acto Primero, Escena 6 

Duncan, los lores escoceses y sus asistentes llegan ante el castillo de Macbeth. Duncan alaba el agradable entorno del castillo y le agradece su hospitalidad a Lady Macbeth, que ha salido a recibirlo. Ella responde que es su deber ser hospitalaria ya que ella y su marido le deben mucho a su rey. Duncan pide entonces que lo hagan pasar para ver a Macbeth, a quien dice querer mucho. 

Resumen del Acto Primero, Escena 7 

Si queda hecho cuando se hace, mejor hacerlo pronto. (…) Él goza aquí de doble confianza: primero, porque soy su pariente y su súbdito, dos fuertes razones contra el acto; y segundo, porque soy su anfitrión, que debería ser la mano que le cierre la puerta a su asesino y no la que empuñe la daga. 

En el interior del castillo, mientras suenan los oboes y los criados preparan la mesa para el banquete de la noche, Macbeth se pasea solo, reflexionando sobre su idea de asesinar a Duncan. Dice que la acción sería más fácil si estuviera seguro de que no desencadenara una serie de terribles consecuencias. Declara su decisión de arriesgarse a la condena eterna, pero advierte que ya desde la tierra, los derramamientos de sangre “regresan a atormentar a su inventor” (1.7.9–10). Luego se detiene en las razones por las que debe matar a Duncan: Macbeth es su pariente, su súbdito y su anfitrión; y, además, el rey es admirado universalmente por su virtuosidad como gobernante. Macbeth observa que estas circunstancias no le ofrecen razones que lo motiven y se enfrenta al hecho de que no hay más razón para matar al rey que su propia ambición, una guía de poco fiar, como bien observa. 

Entra Lady Macbeth y le dice a su esposo que el rey ya ha cenado y que lo manda a llamar. Macbeth declara que ya no tiene intenciones de matarlo, ante lo que Lady Macbeth, indignada, le dice que es un cobarde y cuestiona su hombría: “Cuando te atreviste a hacerlo, entonces fuiste hombre”, le dice (1.7.49). Él le pregunta qué pasará si el plan fracasa, pero ella le asegura que, si son audaces, tendrán éxito. Entonces le cuenta su plan: mientras Duncan duerme, les dará vino a sus chambelanes para embriagarlos, y entonces ella y Macbeth podrán colarse en su recámara para cometer el asesinato. Luego, untarán a los chambelanes dormidos con la sangre de Duncan para que pasen por los culpables. Asombrado por la brillantez y audacia de su plan, Macbeth le dice a su esposa que su “temple indomable” le hace desear que solo dé a luz hijos varones (1.7.73). A continuación, acepta llevar a cabo el asesinato. 

Análisis del Acto Primero, Escenas 5–7 

Estas escenas están dominadas por Lady Macbeth, que probablemente es el personaje más memorable de la obra. Sus soliloquios violentos y terminantes de las Escenas 5 y 7 son prueba de su firme voluntad, que eclipsa por completo la de su marido. Ella se muestra consciente de la discrepancia entre sus respectivas resoluciones y entiende que tendrá que manipular a su esposo para que actúe según la profecía de las brujas. El soliloquio del Acto Primero, Escena 5, da inicio a la evaluación que se hace del papel de los géneros, particularmente del valor y de la naturaleza de la masculinidad. En el soliloquio, ella desprecia su lado femenino, suplicando “quítenme toda feminidad” y desea que la leche de su pecho se cambie a “hiel”, para que sea capaz de matar a Duncan ella misma. Estos comentarios exhiben la creencia de Lady Macbeth en que la hombría se define por el asesinato. Cuando, en la Escena 7, su marido duda en asesinar a Duncan, ella cuestiona su hombría y compara implícitamente su voluntad de llevar a cabo el plan con su capacidad para llevar a cabo un acto sexual (1.7.38-41). A lo largo de la obra, cada vez que Macbeth muestra signos de debilidad, Lady Macbeth insinúa que es menos hombre. 

Macbeth exclama que Lady Macbeth debería “dar a luz solo a hombres” por ser tan osada y valiente (1.7.72). Dado que Macbeth sucumbe a los deseos de su esposa inmediatamente después de este comentario, parece que la está halagando y afirmando su creencia de que el valor y la brillantez son rasgos masculinos. Sin embargo, el comentario también sugiere que Macbeth está pensando en su legado. Él ve la audacia y masculinidad de Lady Macbeth como algo heroico y guerrero, cuando Lady Macbeth en realidad invoca sus supuestas “virtudes” masculinas con fines oscuros y crueles. A diferencia de Macbeth, ella parece preocupada únicamente por el poder inmediato.