Resumen del Acto Quinto, Escena 1
El miércoles por la mañana, en una calle de Mantua, un alegre Romeo describe un hermoso sueño de la noche anterior: Julieta lo halló muerto, pero al besarlo, le insufló nueva vida. Justo entonces, entra Baltasar y Romeo lo saluda contento, diciendo que seguramente ha venido de Verona con noticias de Julieta y su padre. Romeo le comenta que nada puede estar mal en el mundo si Julieta está bien. Baltasar responde que entonces nada está mal, porque Julieta está bien: está en el cielo, tras quitarse la vida en su casa. Romeo grita atónito: “Entonces, las desafío, estrellas” (5.1.24).
Le pide a Baltasar que le consiga lápiz y papel (para escribir una carta para que se la entregue a Montesco) y que rente caballos para regresar a Verona esa misma noche. Baltasar dice que lo ve tan angustiado que teme dejarlo a solas, pero Romeo insiste. Luego se detiene en seco y le pregunta si no tiene ninguna carta de fray Lorenzo, y ante su negativa, Romeo lo despacha. Una vez solo, Romeo jura yacer junto a Julieta esa misma noche.
Sale en busca de un boticario, un vendedor de drogas. Cuando lo encuentra, le dice que ve que es pobre y le ofrece buen dinero por un frasco de veneno. El boticario dice que tiene algo así, pero que vender veneno Mantua está penado con la muerte. Romeo insiste en que, siendo tan pobre, el boticario no podrá rechazar la oferta. Finalmente, este cede y le vende el veneno. Una vez solo, Romeo le habla al veneno y declara que irá hasta la tumba de Julieta y se suicidará.
Resumen del Acto Quinto, Escena 2
En su celda, fray lorenzo habla con fray Juan, a quien había enviado a Mantua con una carta para Romeo, y le pregunta cómo respondió este ante el mensaje (en el que describía el plan de la simulación de muerte de Julieta). Fray juan le explica que no pude entregarle la carta porque quedó confinado en una casa en cuarentena por el brote de una peste. Fray Lorenzo se inquieta al darse cuenta de que, si Romeo no está al tanto de que la muerte de Julieta no es real, no habrá quien la saque de la tumba cuando ella despierte. (No sabe que Romeo se ha enterado de la muerte de Julieta y piensa que es real). Fray Lorenzo pide una palanca y dice que tendrá que rescatar a Julieta de la tumba él solo. Le escribe otra carta a Romeo para advertirle de lo que ha sucedido y planea ocultar a Julieta en su celda hasta que él llegue.
Análisis del Acto Quinto, Escenas 1–2
La secuencia de desencuentros en toda esta sección revela la inevitabilidad del hado. No había razón alguna para que el plan del fraile saliera mal, pero el brote de una plaga obliga a fray Juan a quedarse en cuarentena y le impide entregarle su carta a Romeo, a la vez que Baltasar logra encontrarlo para darle la noticia de la muerte de Julieta. Tal como el público percibe que un destino inviolable se cierne sobre Romeo, él también se siente atrapado por el hado. Sin embargo, el destino que reconoce el público y el que rodea a Romeo son muy diferentes. El público sabe que Romeo y Julieta están condenados a morir; Romeo solo sabe que el hado ha intentado de alguna manera separarlo de Julieta. Cuando exclama: “Entonces, las desafío, estrellas”, está gritando en contra del destino que, según su punto de vista, frustra sus deseos (5.1.24). Intenta desafiar ese destino suicidándose y pasando la eternidad con Julieta: “Bien, Julieta, yaceré contigo esta noche” (5.1.34). Trágicamente, es la propia decisión de Romeo de eludir su destino lo que en realidad hace que este se cumpla. Al suicidarse por Julieta, asegura su doble suicidio definitivo.
A través de la ironía del desafío de Romeo al destino que regresa en su contra, Shakespeare demuestra el poder extremo del hado: nada podrá interponerse en su camino. Todos los factores juegan a su favor: el brote de una plaga, la entrega de la noticia de la muerte de Julieta que logra dar Baltasar y la decisión de Capuleto de adelantar la boda. Pero el destino es también algo ligado a las instituciones sociales del mundo en el que viven Romeo y Julieta. Este destino, provocado por la interacción de normas sociales de las que Romeo y Julieta no pueden escapar, parece igualmente poderoso, aunque menos divino. Es un destino creado por el hombre, y la incapacidad del hombre para ver a través de lo absurdo del mundo que ha creado.
Ahora, en esta escena, vemos a Romeo como agente de su propio destino. La suerte que acontece a Romeo y Julieta es más interna que externa, ya que está determinada por la naturaleza y las elecciones de sus dos protagonistas. Si Romeo no hubiera sido tan precipitado y emocional, tan rápido para caer en la melancolía, el doble suicidio no se habría producido. Si Julieta hubiera creído posible explicarles la verdad a sus padres, el doble suicidio no se habría producido. Pero desear que alguien fuera algo contrario a su naturaleza es desear lo imposible. El amor entre Romeo y Julieta existe precisamente porque son como son. La naturaleza destructiva y suicida de su amor es un aspecto de sus naturalezas como individuos y como pareja.
En el personaje del boticario, una vez más, Shakespeare nos presenta un ejemplo secundario de las fuerzas sociales paradójicas y apremiantes que actúan en la obra. El boticario no desea vender veneno porque es ilegal, está prohibido por la sociedad, pero es la misma sociedad la que lo hace pobre y la que insiste en la validez de las diferencias entre ricos y pobres. El boticario se ve forzado a vender el veneno por presiones externas que él, tal como Romeo, se siente completamente incapaz de controlar.