Resumen 

Por otra calle de Verona, Capuleto camina con Paris, un noble pariente del príncipe. Los dos hablan sobre el deseo de este de casarse con la hija de Capuleto, Julieta. Capuleto se muestra encantado, pero aclara que Julieta apenas tiene catorce y es muy joven para casarse. Le dice a Paris que espere dos años y le asegura que tiene su favor como pretendiente. Luego lo invita al tradicional baile de máscaras que celebra esa misma noche para que Paris pueda empezar a cortejarla y ganarse su corazón. Capuleto envía a un criado, Pedro, para que invite a una lista de personas a la fiesta. Mientras Capuleto y Paris se alejan, Pedro se lamenta de que no sabe leer y, por tanto, tendrá problemas para cumplir su tarea. 

Romeo y Benvolio pasan por allí, aún discutiendo sobre si Romeo podrá olvidar su amor. Pedro le pide que le lea la lista: el nombre de Rosalina es uno de ellos. Antes de retirarse, Pedro los invita a la fiesta, asumiendo que no son Montesco. Benvolio le dice a Romeo que la fiesta será la oportunidad perfecta para comparar a Rosalina con las demás mujeres hermosas de Verona. Romeo acepta ir con él, pero solo porque Rosalina estará allí. 

Análisis 

En esta escena se presenta a Paris como el elegido para ser el esposo de Julieta y también se pone en marcha el encuentro de Romeo y Julieta en el banquete. En el proceso, se la muestra a Julieta supeditada a la influencia paterna. Mientras que Romeo podrá verse obligado a luchar a causa de la enemistad de su padre con los Capuleto, Julieta está más limitada. Más allá de toda disputa entre familias, su propio padre puede obligarla a casarse con quien él decida. Esa es la diferencia entre un hombre y una mujer en Verona. Si bien podría parecer peor participar de una violenta pelea, la condición de Julieta como mujer la deja impotente en cualquier situación social. Como cualquier otra mujer en esa cultura, pasará del control de un hombre a otro. 

Capuleto se presenta en esta escena como un hombre de buen corazón. Si bien defiende la capacidad de Julieta para elegir por sí misma (“Mi voluntad es solo una parte de su consentimiento” [1.2.15]), su poder de obligarla a casarse, si lo considera necesario, está implícitamente presente. Así, la influencia paterna en esta tragedia pasa a ser una herramienta del destino: el matrimonio concertado de Julieta con Paris y la tradicional enemistad entre Capuletos y Montescos contribuirán finalmente a la muerte de Romeo y Julieta. Las fuerzas que determinan su destino se establecen mucho antes de que se conozcan. 

El espectro de la influencia paterna, evidente en esta escena, debe entenderse como un aspecto de la fuerza que ejercen sobre los individuos estructuras sociales como la familia, la religión y la política. Todas estas estructuras sociales masivas, con el tiempo, serán obstáculos en el camino del amor de Romeo y Julieta. 

Pedro, que no sabe leer, aporta un toque de humor a esta escena, sobre todo por la forma en que su analfabetismo lo lleva a invitar a dos Montesco a la fiesta, cuando declara expresamente que ningún Montesco está invitado. Además, su escasa educación forma parte de las arraigadas estructuras sociales. Mientras que Julieta no tiene poder porque es una mujer, Pedro no lo tiene tampoco porque es un humilde sirviente y, por tanto, no sabe leer. 

Romeo, por supuesto, sigue enamorado de Rosalina; pero el público ya sabe que Romeo conocerá a Julieta en el banquete y las expectativas empiezan a aumentar. Gracias a la ingeniosa manipulación de la trama por parte de Shakespeare, el público empieza a sentir el susurro del destino que se aproxima.