Resumen del Capítulo 23
Las amenazas de Bob Ewell preocupan a todos menos a Atticus, quien les dice a Jem y a Scout que, como hizo quedar a Ewell como un tonto, este necesita vengarse. Ahora que se ha sacado de encima esa necesidad de venganza, Atticus espera que ya no cause problemas, pero la tía Alexandra y los niños se quedan preocupados. Mientras tanto, han trasladado a Tom Robinson a otra prisión a setenta millas de distancia, mientras su acusación serpentea por el sistema judicial. Atticus siente que su cliente tiene muchas posibilidades de recibir un indulto. Cuando Scout le pregunta qué ocurrirá en caso contrario, Atticus explica que lo llevarán a la silla eléctrica, porque una violación es un delito capital en Alabama.
Jem y Atticus discuten sobre la justicia que hay en ejecutar a hombres por violación. El tema pasa entonces a los juicios con jurado y a cómo los doce hombres pudieron estar de acuerdo en condenar a Tom. Atticus le dice a Jem que, en un tribunal de Alabama, la palabra de un hombre blanco siempre vence a la de un hombre negro y que tuvieron suerte de que el jurado tardara tanto en pronunciarse. De hecho, uno de los miembros del jurado quería absolverlo y, sorprendentemente, era uno de los Cunningham. Al oír esta revelación, Scout anuncia que quiere invitar a cenar al joven Walter Cunningham, pero la tía Alexandra se lo prohíbe expresamente, diciéndole que los Finch no se relacionan con basura.
Scout se enfurece y Jem se apresura a llevarla a otra parte. En su habitación, Jem le muestra el vello incipiente que le ha salido en el pecho y le dice que ese otoño va a presentarse a las pruebas para el equipo de fútbol americano. Discuten sobre el sistema de clases, por qué su tía desprecia a los Cunningham, por qué estos desprecian a los Ewell, quiénes odian a las personas negras, entre otros asuntos del estilo. Incapaces de entender por qué la gente se desprecia tanto, Jem concluye que Boo Radley no sale de su casa no porque no se lo permitan, sino porque no quiere.
Resumen del Capítulo 24
Un día de agosto, la tía Alexandra invita a tomar el té a su grupo de misioneras. Scout, que lleva un vestido, ayuda a Calpurnia a servir el té y Alexandra la invita a quedarse con las damas. Ella las escucha hablar primero de la difícil situación de los pobres mrunas, una tribu africana marginada que se está convirtiendo al cristianismo, y luego de cómo sus propios sirvientes negros se han comportado mal desde el juicio de Tom Robinson. La Srta. Maudie pone fin a sus habladurías con comentarios fríos. De pronto, aparece Atticus y llama a Alexandra a la cocina. Allí les cuenta a ella, Scout, Calpurnia y la Srta. Maudie que Tom Robinson ha intentado escaparse y que le han disparado diecisiete veces. Le pide a Calpurnia que lo acompañe a llevarle la noticia a la familia Robinson. Alexandra le pregunta a la señorita Maudie cómo el pueblo puede permitir que Atticus se destroce a sí mismo en busca de justicia. Maudie le responde que el pueblo confía en que hará lo correcto. Regresan con Scout al círculo de misioneros, arreglándoselas para actuar como si no pasara nada.
Resumen del Capítulo 25
Ya es septiembre y Jem y Scout están en el porche trasero cuando Scout observa un escarabajo. Está a punto a aplastarlo cuando Jem se lo impide. Ella obedece y saca al insecto, y cuando le pregunta por qué no debió aplastarlo, Jem le dice que el insecto no le ha hecho nada malo. Scout se da cuenta de que, en lugar de ella, es Jem quien se está pareciendo cada vez más a una niña. Entonces piensa en Dill y recuerda que le contó que él y Jem se encontraron con Atticus cuando volvían a casa de nadar los dos últimos días de agosto. Jem había convencido a Atticus para que los dejara acompañarlo a casa de Helen Robinson, donde la vieron desmayarse incluso antes de que Atticus pudiera decir que su marido, Tom, había muerto. Mientras tanto, la noticia ocupa la atención de Maycomb durante unos dos días, y todos están de acuerdo en que es típico que un hombre negro haga algo irracional como intentar escapar. El Sr. Underwood escribe un largo editorial condenando la muerte de Tom como el asesinato de un hombre inocente. Otra reacción significativa se produce cuando se oye a Bob Ewell decir que con la muerte de Tom ya son “uno menos y que quedan uno par más”. El verano termina y Dill se marcha.
Análisis de los Capítulos 23–25
Cuando Atticus le asegura a su familia que Bob Ewell no tiene realmente intenciones de hacerle daño, le aconseja a Jem que se ponga en los zapatos de Bob Ewell, haciendo eco del consejo que le había dado a Scout más temprano en la novela y aludiendo a uno de los temas morales más importantes del libro. Aquí, sin embargo, el intento de Atticus de comprender a otro ser humano se queda corto: comete un error honesto en su análisis al no comprender la profundidad de la ira de Ewell hacia él. La tía Alexandra es más perspicaz, al sostener que un hombre como Ewell hará cualquier cosa por vengarse. Aunque sus comentarios parecen típicos de su tendencia a estereotipar a “esa gente” que se diferencia de los Finch, su análisis de Ewell resulta acertado. A pesar de todos sus defectos, la tía Alexandra consigue, a través de sus estereotipos, una comprensión básicamente íntegra de la gente de Maycomb.
En estos capítulos, tanto Jem como Scout se ven obligados a afrontar el mundo adulto como nunca antes han tenido que hacerlo. De hecho, Jem está empezando a adentrarse en el mundo adulto al mostrarle a Jem el vello de su pecho y al contemplar la posibilidad de unirse al equipo de fútbol. Los jóvenes comentan sobre el sistema judicial de Maycomb durante la mayor parte del Capítulo 23. Su conversación es una educación para Jem sobre las realidades no solo del sistema judicial, sino también de la vida. La revelación de Atticus de que los Cunningham del jurado querían absolver a Tom le ofrece un ejemplo notable de un hombre blanco sin educación capaz de ver más allá de sus arraigados prejuicios raciales, un indicio más de que el mundo de los adultos es complejo y no tan en blanco y negro como lo es el mundo de los niños.
Scout, por su parte, se acerca al mundo de los adultos al acercase a Alexandra. La reacción de esta ante la idea de invitar a cenar a Walter Cunningham la pone en desacuerdo con sus sobrinos y les brinda otra oportunidad para burlarse de la ridícula e irracional jerarquía social de Maycomb. El té de las misioneras, sin embargo, revela una mejor cara de Alexandra. La escena retrata de forma brillante la hipocresía de las damas de Maycomb. “Los grandes ojos de la Sra. Merriweather siempre se llenan de lágrimas cuando piensa en los oprimidos [de África]”, observa Scout, la misma mujer que puede quejarse de que “no hay nada que distraiga más que un moreno insolente”. Sin embargo, al enterarse de la trágica muerte de Tom Robinson, el té se convierte en una oportunidad para que las mujeres Finch muestren valor moral mediante una fachada pública de compostura. El Sr. Underwood compara la muerte de Tom con “la matanza sin sentido de pájaros cantores”, una obvia referencia al título de la novela. En este momento, Alexandra y Scout permanecen juntas como pinzones (finch en inglés), tan inofensivas como los ruiseñores, obligadas a soportar el absoluto desprecio de la justicia por parte de la comunidad blanca.
Mientras que Jem abraza la entrada al mundo de los adultos, Scout parece resistirse. Jem le muestra con orgullo el vello de su pecho como señal de su entrada a la madurez. La insignia de la entrada incipiente de Scout a la feminidad, el vestido que lleva puesto durante la reunión con las misioneras, no le sienta bien y lleva debajo sus habituales pantalones de machona. Además, mientras que Jem discute atentamente con Atticus aspectos del complicado sistema legal, la Srta. Stephanie se burla de la joven Scout sobre la posibilidad de convertirse en abogada. Esta diferencia de madurez entre Jem y Scout se manifiesta en el incidente con el insecto. Deseosa de volver a su mundo infantil de acciones sin significado abstracto, Scout intenta aplastarlo. Jem, ahora sensible a la vulnerabilidad de los oprimidos, la insta a dejar en paz al indefenso insecto.