Resumen 

Nick enumera a todas las personas que estuvieron invitadas a las fiestas de Gatsby ese verano, una lista de la gente más rica y poderosa del país. Luego pasa a describir un viaje que hace a New York con Gatsby para ir a almorzar. Mientras conducen a la ciudad, Gatsby le cuenta sobre su pasado, pero su historia parece un tanto inverosímil. Por ejemplo, dice que sus padres, ya fallecidos, eran una pareja adinerada del Medio Oeste. Cuando Nick le pregunta de qué ciudad eran, Gatsby dice: “De San Francisco”. Luego, Gatsby hace una larga lista absurdamente detallada de sus logros: se jacta de haberse educado en Oxford, de haber coleccionado joyas por las capitales de Europa, de haber practicado caza mayor y de haber recibido medallas en la Primera Guerra Mundial en más de un país europeo. Al notar el escepticismo de Nick, Gatsby le muestra una medalla de Montenegro y una foto en la que está jugando críquet en Oxford. 

Gatsby avanza con su carro por el valle de cenizas hasta llegar a la ciudad. Cuando un oficial lo detiene por exceso de velocidad, él le muestra una tarjeta blanca y el policía se disculpa por haberlo importunado. En la ciudad, Gatsby lleva a Nick a almorzar y le presenta a Meyer Wolfsheim, que, según dice, estuvo a cargo de la organización de la Serie Mundial de 1919. Wolfsheim es un personaje turbio con conexiones comerciales clandestinas. Nick tiene la impresión de que el origen de la riqueza de Gatsby podría ser también oscuro y que podría incluso estar involucrado en el tipo de crimen organizado con el que se asocia a Wolfsheim. 

Después de ese almuerzo en Nueva York, Nick se encuentra con Jordan Baker, que por fin le cuenta los detalles de su misteriosa conversación con Gatsby en aquella fiesta. Confiesa que Gatsby le dijo que está enamorado de Daisy Buchanan. Según Jordan, durante la guerra, antes de que Daisy se casara con Tom, era una hermosa jovencita de Louisville, Kentucky, y todos los oficiales militares del pueblo la pretendían. Daisy se enamoró del teniente Jay Gatsby, que había sido asignado a una base cerca de su casa. Si bien se casó con Tom cuando Gatsby se marchó a la guerra, dice que la noche antes de la boda, Daisy se embriagó tras recibir una carta de Gatsby. Al parecer, Daisy le ha sido fiel a su marido durante todo el matrimonio, a diferencia de Tom, y Jordan añade que Gatsby compró su mansión en West Egg con el único objetivo de estar cerca de Daisy. 

Nick recuerda la noche en que vio a Gatsby con los brazos extendidos hacia el agua y se da cuenta de que la luz verde que vio no era más que la luz del extremo del muelle de Daisy. Según Jordan, Gatsby le ha pedido que convenza a Nick para que organice un encuentro entre él y Daisy para tomar el té, ya que teme que, si se lo pide él, ella se niegue a verlo. Si Daisy no sabe con antelación que él también asistirá, así podrá sorprenderla y obligarla a verlo. 

Análisis 

Si bien la primera impresión que Nick tiene de Gatsby es su incansable esperanza en el futuro, en el Capítulo 4 se interesa especialmente en el misterio de su pasado. La descripción que hace de sus orígenes es un enigma desconcertante: aunque le cuenta una historia aparentemente inverosímil sobre su grandiosa educación y sus hazañas heroicas, presenta aparentes pruebas de su historia. Al principio, Nick piensa que su historia es “desprolija”, pero la termina creyendo, al menos parcialmente, al ver la fotografía y la medalla. Sin embargo, es consciente de su peculiaridad y al llamarlo “personaje”, subraya su extraño papel como actor. 

En el almuerzo con Wolfsheim, Nick tiene la primera impresión desagradable de que es posible que Gatsby no haya hecho su fortuna de forma honesta. Se da cuenta de que, si Gatsby tiene conexiones con personajes tan turbios como Wolfsheim, es posible que esté involucrado en el crimen organizado o el contrabando. Aquí es importante recordar el escenario de El gran Gatsby, tanto en términos del papel simbólico de los espacios físicos de la novela, como en el intento más global de la obra de capturar la esencia de los Estados Unidos de mediados de los años 20. La omnipresencia del contrabando y el crimen organizado, en combinación con el floreciente mercado de valores y el enorme incremento de la riqueza del público en general durante esta época, contribuyeron en gran medida a la búsqueda desmedida y despreocupada del placer y a la sensación de abandono que impregnan El gran Gatsby. Si, además de dar las fiestas más suntuosas de todas y, aparentemente, ser más rico que nadie, Gatsby tiene conexiones con el mundo del contrabando de alcohol, esto lo convertiría en un símbolo más perfecto aún de la peculiar combinación de decadencia moral y optimismo vibrante con los que Fitzgerald busca retratar el espíritu estadounidense de la década de 1920. 

Por el contrario, en el relato de Jordan, Gatsby aparece como un inocente soldado enamorado, que intenta con desesperación ganarse a la mujer de sus sueños. Ahora que Gatsby es un personaje completamente desarrollado en la novela, se vuelve evidente el extraño conflicto interno que hace que Nick sienta una contradictoria admiración y rechazo hacia él: mientras que la figura de Gatsby como soldado enamorado le resulta atractiva, representativa de la esperanza y la autenticidad, la del hombre de negocios corrupto, representativo de la codicia y la corrupción moral no lo es tanto. 

Además de esclarecer en parte el pasado de Gatsby, en el Capítulo 4 se presenta un asunto de gran importancia personal para Gatsby: el objeto de su esperanza, la luz verde que intenta alcanzar. Su amor por Daisy es la fuente de su romántica esperanza y la explicación de su anhelo de la luz verde en el Capítulo 1. Esa luz, tan misteriosa al principio, pasa a ser el símbolo del sueño de Gatsby, su amor por Daisy y su intento de hacerlo realidad. 

La luz verde es uno de los símbolos más importantes en El gran Gatsby. Al igual que los ojos del Dr. T. J. Eckleburg, dicha luz tiene varias interpretaciones y Fitzgerald deja que el lector lo decida por sí mismo. La crítica ha sostenido que, además de representar el amor por Daisy, la luz simboliza el propio sueño americano. El anhelo irresistible de Gatsby de alcanzar su sueño, la conexión de este sueño con la búsqueda de riqueza y éxito material, el optimismo sin límites con el que emprende la persecución de ese sueño y la sensación de haber forjado una nueva identidad en otro lugar son todos reflejos de la burda combinación de individualismo pionero y materialismo desmedido que Fitzgerald ve como rasgos dominantes del estilo de vida estadounidense de 1920.